miércoles, 31 de enero de 2018

La Mujer Chamán es la representación dírecta de la naturaleza.





La Mujer Chamán es la representación directa de la naturaleza. Su conexión viene directamente de la tierra y de las plantas. Es la guardiana de la puerta de la “Pachamama“ y de los bosques.



Al destruirse la Tierra también se destruye el espíritu femenino o, más bien, se le obliga a huir. La madre naturaleza, terrible y poderosa, hoy da demasiado miedo al hombre moderno, quien elige mejor destruirla o esconderse tras corazas de hierro y asfalto. Las hijas e hijos de esta madre, ofuscados por la fantasía del mundo la olvidan y también olvidan al espíritu femenino, origen del hombre.

La raíz de este problema no lo podemos atribuir a los hombres o a las mujeres. Es un asunto que tiene su origen en la misma configuración de nuestra mente. La mente nos hace dudar, nos hace tener miedo.

La naturaleza, perfecta en sí, nos da miedo y nuestra mente construye otro mundo posible y mejor. Este mundo conlleva la separación con la naturaleza, el distanciamiento entre lo masculino y lo femenino y la desvirtuación de los sexos.

La Mujer Chaman, la mujer antigua, condicionada por la naturaleza, usaba más la intuición que la mente. Eso le daba un vuelo natural sobre el cosmos humano, que hoy ha perdido al hundir sus preocupaciones en las necesidades materiales. Esto se lo podemos imputar a la evolución o, mejor dicho, a la “involución”. La sociedad materialista, basada en el ansia de consumir a toda costa, destruye la naturaleza y a su guardiana la Mujer Chaman. Antes, esta mujer se proveía con facilidad de la naturaleza; ahora, al separarse de ella tiene que usar su mente para controlar las posibilidades de la seguridad alimentaria y otras necesidades creadas.

Un trabajo chamanico exitoso depende de la participación de lo femenino y de lo masculino para que alcance un balance enriquecedor. En el trabajo ritual el papel femenino es básico, es la sustentadora del ritual.

El hombre abre y cierra, la mujer sustenta, (la realidad) el trabajo. La mujer, cuando deja a un lado las preocupaciones de la casa y la familia, puede convertirse en una vidente o mujer Águila. El hombre cuando se centra en su trabajo en la tierra se convierte en un hombre jaguar.

También hay mujeres jaguar (guerreras) y hombres Águila (videntes). El trabajo con la tierra y los elementos es un buen comienzo para restituir el equilibrio perdido. Las plantas maestras pueden apoyar en el dominio de la mente para alcanzar lo que en chamanismo se denomina como "mente fuerte". El hombre y la mujer, si vuelven a reconocer sus orígenes, a amar la Madre Tierra respetando el equilibrio de la creación, pueden volver a encontrarse a sí mismos

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